Semana tres. El lugar de la ética en la filosofía
La filosofía se define como “una aspiración racional de alcanzar la totalidad de lo real desde sus últimas causas”. (Ética. Fundamentos y aplicaciones, Mauricio Víquez Lizáno) Esto significa que el objeto de estudio se concentra en la búsqueda de la totalidad de lo real, a partir de sus causas últimas, y esto es logrado por medio de la razón. A lo largo de la historia, junto con la gran cantidad de pensadores, la filosofía se ha dividido en diferentes ramas las cuales han variado a través de los siglos. Una de ellas es la ética, la cual se dedica a dar al ser humano una noción reflexiva y racional de lo que es correcto o incorrecto según su entorno social. Es decir, por medio de una fundamentación racional la ética busca en el ser humano actos normativos. Asimismo, la ética debe estar dirigida hacia la felicidad del individuo, no puede ser tan estricta ni tan flexible, se siguen normas muy generales.
Como parte de la filosofía, ella busca explicar los actos y la esencia del ser humano. Esto se debe a que la ética forma parte de un proceso de socialización denominada cultura. Y gira sobre cuatro aspectos importantes: ciencia, bellas artes, religión y normas de la conducta.
Por otra parte, el método de la ética combina lo inductivo con lo deductivo. Propone que haya un deber ser y un ideal de vida. Es decir, se requiere de un proyecto de vida, en el cual con base en la teoría y la práctica se desarrolle por medio de valores a través de las virtudes, los buenos ejemplos, e instituciones sociales como la familia.
Por último el ideal antropológico nos da a entender que no existe ni individualismo ni colectivismos, es una mezcla de los dos. Se habla de una ética responsable con un alto nivel de sensibilidad social y con la capacidad de defender al ser humano ante cualquier abuso de algún poder político.
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